No, venden botellas: tres millones de toneladas de plástico se usaban (en 2010) para embotellar agua en todo el mundo, y el 80% termina en vertederos.
Las empresas del «sector del agua», que mejor llamaremos «sector del envasado y de la comercialización de las aguas minerales» ha advertido el viernes de que España tiene un problema de escasez de PET reciclado (r-PET), un material fundamental en la fabricación de envases reutilizables para cumplir con las normativas europeas de sostenibilidad.
¿Por qué está ocurriendo esto?
Se debe a que sólo se recicla el 30 por ciento de los envases, frente al 79 % que anuncia Ecoembes, la empresa que gestiona los envases en España, según denuncia la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) a partir de un estudio que señala que los que mejor se reciclan son los de acero y aluminio. Puedes ver la noticia aquí.
Y es que el negocio es una gran estafa. ¿Acaso hemos perdido la razón? La respuesta, o por lo menos en cuanto a la forma en que compramos y consumimos agua embotellada, es un rotundo sí. El consumo de aguas minerales envasadas se expandió y generalizó a finales del siglo XX gracias al desarrollo de los envases de plástico y de la logística para su transporte y distribución. El sector alcanzó en España su cifra histórica de producción en el año 2018, con un volumen de más de 8 200 millones de litros.
En 2014 hubo un repunte en el consumo de aguas minerales, sobre todo, debido a la recuperación económica que vivió el país, al incremento del número de turistas y al mayor interés de los consumidores por las bebidas saludables. El incremento ha sido posible por la construcción de nuevas plantas envasadoras, que han pasado de 126 en 2001 a 165 en 2019, lo que supone un crecimiento del 30,9 %.
¿Cuánto se gasta anualmente en agua mineral en España? Puedes verlo en este mapa del ESRI por el día del agua.
¿Por qué insistimos en comprar agua que es hasta 300 veces más cara que la que sale del grifo?
La clave de la comercialización del agua embotellada es que, como comentábamos en el párrafo anterior, es una alternativa saludable. ¿Pero una alternativa a qué? El agua embotellada no se vende como una alternativa al agua del grifo, sino como una alternativa a las bebidas gaseosas.
En esta situación, una imagen vale más que mil palabras, especialmente cuando se trata de vender algo que es esencialmente gratis, de ahí que el embalaje asuma una importancia primordial.
Esa publicidad contrasta implícitamente la pureza del producto con la artificialidad de la vida moderna. Comprar agua embotellada nos permite transmitir nuestra individualidad y la forma en la que cuidamos nuestro cuerpo y el medio ambiente.
Y aquí está el problema. El envasado y la comercialización del agua nos pueden sugerir la belleza del mundo natural, pero la realidad es que tiene graves consecuencias ecológicas.
Vale, fuera plástico, ¿y los envases retornables de vidrio?
Algunas empresas están haciendo un lavado de cara ofreciendo envases retornables de vidrio en 2021, para promocionar que se puede beber agua embotellada de forma sostenible y cómoda. Pero piénsalo bien. ¿Cual es el peso extra que añade el vidrio en el transporte del producto? ¿Es realmente cómodo cargar con una botella de cristal? ¿Y barato? Si haces cálculos, muy probablemente estarás gastando cientos de euros anuales en comprar agua embotellada en vidrio, cristal o plástico.
¿Qué alternativas al agua embotellada existen?
Ya que conoces algunos de los perjuicios de las botellas de plástico o vidrio, en vez de comprar envases de agua, si quieres mejorar (más aún) el agua del grifo podrías comprar un purificador de agua o filtrar el agua del grifo con algún aparato que proporcione agua saludable para beber en la casa. En pocos meses habrás amortizado tu compra y tendrás muchos más beneficios.
“¡Bebed agua!”, decía Cristiano Ronaldo mientras alzaba una botella. Y estamos deacuerdo, pero mejor si es del grifo.